top of page
  • Foto del escritorChema Sánchez

La revolución y las guayabas

A Elia Guevara

Mucho se decía de ella; mucho se decía, y nada nunca bastó.

Se decía que era amiga de las iguanas y los caballos, que cuando nadie la veía cabalgaba a solas por los templos y sus atrios. Contaban que había vivido cientos de años, que al nacer no llovió en verano; que al morir, las hojas en primavera se secaron. Decían que al enamorarse, en los árboles nació el color morado; que al quedarse viuda, los cuervos se extinguieron. Que tuvo muchos hijos, que tuvo pocos, que fue madre de la patria, y que ella en esas cosas no creía. Que vivió la conquista y la reconquista, que "se aventó un tiro" con Huitzilopochtli y no salió vencida. Que preparó el primer pulque, que de su vientre salieron las guayabas, y que sus manos cultivaron el primer maíz de la Tierra.

Se decía que era cosecha divina, que veló la muerte de miles de aztecas, que era la representación en vida de la Mujer Dormida. Algunos contaban que era una mesías; otros pocos, una bruja. Se decía que había sido guerrillera, comandanta y generala; se decía, que había sido campesina, maestra y partera. Que no conocía la justicia, que primero era la libertad y luego la tierra.

Se decía, que había conocido al primer suicida.

Que presentó a Zapata y Villa, que había inspirado todo el movimiento sufragista. Que conoció al Che y le dio asilo a Fidel, que del primero tomó el apellido y del segundo un puro habano. Que le dio clases a Lucio y a Genaro, que crío a Ramona y a Marcos, que era figura digna de monumento, y que hizo la primera pinta de la historia. Que vivió con músicos, con muralistas y con bailarines. Que se hizo nombre en Huitzilan, pero que pasaba los días y las noches en el Zócalo de la Ciudad de Puebla.

Que cuando se nos fue, no quedó más que un chascarrillo por contar. Que el día que partió, se papujaron los rostros. Que a la fecha suspiran su nombre, seguido de un "entrañable compañera." Porque mucho se decía de ella; mucho se decía, y nada nunca bastó. Porque no fue sino una leve ventisca que se llevó memorias y atravesó ramas. Eso, y no más que eso: meras hojas del árbol, cayendo en suspensión.



288 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


Publicar: Blog2_Post
bottom of page