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  • Foto del escritorChema Sánchez

La generación etérea

Actualizado: 22 abr 2022

Escuchen ahora, pueriles y no ilustres —mas con ánimo de serlo— oyentes. Jóvenes, inexpertos y aún ignorantes; llenos de curiosidad, de adolescentes impulsos, tanto como de atrevimiento y deseo de experimentar. Ustedes, mis mancebos lectores, comprenderán perfectamente a lo que me refiero si su edad no ha rebasado las dos décadas, si apenas cursan la preparatoria, o en el caso de algunos, todavía la secundaria. Tantas mutaciones, tanta libertad súbita que rodea sus vidas, en la que se ven ante la toma de decisiones. Decisiones que, quizá uno no se percate de ello debido a la intrascendencia o la brevedad de la vida, pero que forjarán, cual de un árbol se tratase, el crecimiento de sus ramas, retoños, hojas, o incluso frutos. 

     Quiero dirigirme, en este ensayo de mera divulgación, a un público muy reducido y concreto. Un público que, sin embargo, se conoce bien, y tiene entendido cómo funciona cada uno de sus individuos. Un grupo demográfico específico, que a continuación daré a conocer, a pesar de que seguramente se encuentra ya leyendo esto. ¿Es que acaso debo describir a mis queridos lectores, darlos a conocer mejor de lo que ellos se conocen? Pues bien, no pretendo agraviar u ofender a nadie, sino tan sólo hacer alusión a un segundo grupo de personas que, si bien no están formalmente invitadas a leer el presente artículo, lo hacen igualmente por capricho, conveniencia, o mera intromisión. Claro, este selecto grupo de individuos apelarán que sus verdaderos motivos se basan en el cariño, la estima y el cuidado. ¿A quién creen que persuaden con sus sermones, sino a sus semejantes únicamente? Me refiero, por supuesto, a los que falsamente se hacen llamar ilustres, padres de familia preocupados por la salud y el cuidado de sus hijos. Aquellos quienes prefieren recurrir a textos como el que su humilde servidor puede brindarles, antes que acercarse a charlar con sus amados vástagos, reflejos de un árbol que ya se ha sembrado, y que ha sentado sus raíces en la misma tierra que mi público ideal yace. Este grupo de personas, esta población ideal, o al menos a la que intento calar, se trata de nada más y nada menos que los adolescentes del presente. Inclusive más específico sería al hacer un llamado a los adolescentes mexicanos que existen a día de hoy, marzo del 2020. Adolescentes pertenecientes a la ciudad de Puebla, en concreto, que atienden a instituciones académicas como la preparatoria UPAEP, UVM, Anáhuac, Ibero, Tec, etc. Preparatorias que, aún teniendo en cuenta su tamaño y su comunidad, no dejan de ser más que meras extensiones de universidades prestigiosas del Estado. 

     Mis muy honestos lectores no me permitirán mentir al decir que los narcóticos y las adicciones no han comenzado a manifestarse en sus vidas, si bien no de manera directa, sino al escuchar constantemente acerca de este tema, o de incluso verlo en sus conocidos. Algunos también saben en sus conciencias que lo han vivido en carne y hueso, a su corta y, para los padres, insignificante edad. Ya sea en fiestas con amigos, o reuniones de índole imberbe, rara es la vez en la que faltan sustancias como el alcohol y el tabaco. Y tú, mi compañero adolescente que lee esto, no me lo puedes negar. No puedes negárselo a tu servidor, pues es este uno más como tú, un ignorante joven al que le ha bastado con pocas ocasiones para, quizá no empaparse, sino tan sólo observar lo que este mundo tan secretamente venerado es capaz de hacer. Lo he vivido y experimentado, he analizado, casi como si yo un buitre fuera, a aquellos semejantes míos que consumen y consumen, se introducen e introducen sustancias en un proceso orgiástico tan extasiado, que incluso parece ser gracioso. Sustancias que cientos de veces hemos escuchado, y que sin embargo, nos siguen pareciendo fascinantes y misteriosas. ¡Ya no es más un tabú el tabaquismo, el alcohol, la marihuana y el resto de drogas! Cientos de veces, tal vez no siendo en nuestros hogares sino en nuestras escuelas, hemos escuchado hablar de campañas para la prevención de las drogadicciones, sobre los efectos y las consecuencias que estas pueden causar en nuestro organismo. Se ha satanizado el uso de drogas, al punto que se tacha de “adicto,” y por ende, de un sujeto “maligno” a aquel que consume estas sustancias. Pero dime, estimado lector —y no tan estimado progenitor que lee esto—, ¿qué no te está matando hoy en día? Si no es la comida que ingieres, el aire que respiras, o las relaciones que mantienes, ¿qué es? Eso sin contar que, a pesar de tachar de adictos a los consumidores, eres tú, posiblemente también un usuario. 

     Me atañe la situación actual de los adolescentes. Me importa y me interesa, no sólo porque soy uno de ellos, sino porque a pesar de que se tiene ya un gran conocimiento médico sobre las adicciones y los narcóticos, aunque las escuelas se han apropiado de esta sabiduría científica para difundirla en las instituciones y, como ya dije, satanizar a las drogas, existe un producto relativamente nuevo del que no se habla y no se menciona, cuya cultura no se basa en los valores socráticos y científicos. Existe un producto que se encuentra por debajo de la maldad, o incluso, más allá del bien. Un producto tan experimental, tan ignorante aún, que pocos de sus consumidores saben realmente los componentes de este y su funcionamiento. Sí, me refiero completamente al vape. Atomizadores, cigarrillos electrónicos, e-cigs, vape; ni siquiera se ha llegado a un acuerdo en cuanto a su nombre. 

     Lo que quiero decir es que me concierne el hecho de que a pesar de todo lo que se ha dicho y hecho acerca del tema de las drogas y el abuso de sustancias, los adolescentes seguimos abriéndonos paso a consumir narcóticos. No difamo esta conducta; al contrario, valoro aquel instinto aventurero y curioso, que se atreve a ser rebelde, aún cuando sus intenciones no están bien definidas. Sin embargo, reitero: ¿cuántas veces no hemos escuchado hablar sobre los efectos a la salud de estos elementos? Se ha hablado tanto sobre estos, excepto de uno, y es tan sólo eso lo que lo difiere de otras drogas: el vape. El vape como única droga que, debido a su poco estudio y a su poco saber, ha convertido el acercamiento a los narcóticos en algo bastante más sencillo a los adolescentes. El vape como herramienta inconsciente de inducción, como símbolo de una cultura, no deficiente, sino ignorante en términos de salubridad. Una cultura que, al no tener definida una visión ni un sentido, vive inmersa en la oscuridad y el misterio. Adolescentes, difusos, borrosos. ¿Acaso no se pierden en el humo de este dispositivo? ¿Acaso no sus recuerdos, experiencias, y nostalgia de esta época se evapora como si de una nube de nicotina se tratase? Eso identifica a la juventud de ahora, a eso se asimila: a un artificial cigarro. 

     Yo puedo divagar sobre los datos médico-científicos pocos que se tienen acerca del tópico del vape, ¿mas de qué puede servir esto, si no se tiene el anhelo de saber, de terminar con esta cultura de ignorancia? Si bien, no es del interés de mi estimado e inocente público, sí que lo será para mis no tan queridos lectores secundarios. Es preciso para ellos saber el funcionamiento del dispositivo, a pesar de no poder hacer nada al respecto con esto. Pues bien, si aquello les concierne, he aquí dicha explicación: Los procesos en los distintos tipos de vapes son similares. El vape está divido en dos partes principales para su proceso de evaporación; estos son el mod y el atomizador, siendo el primero conformado por una batería, un sistema de flujo de aire, una luz led que se activa en el momento de aspirar o encender el vape, y una entrada para cargador micro USB. Conozco bien a mi público querido, y sé que sus padres forman indirectamente gran parte de sus experiencias, formación y actitud. Estos parecen recargar, mediante una entrada USB, la misma energía que sus hijos consumen. Y así como un sistema de flujo de aire, los jóvenes aspiramos todas estas enseñanzas que nuestros progenitores nos dejan, activando aquella “luz led” que nos indica qué hacer y qué no, aunque siga la contra de lo que se nos dice. Encima de ser ya un aparato sencillo, somos un aparato deficiente. 

     El atomizador, por su parte, es el área donde ocurre todo el proceso de vaporización, y está conformado por una boquilla, una tapa superior, una cabeza de bobina, un tubo de vidrio, una resistencia metálica, algodón y el saborizante o aromatizante líquido de preferencia, ya sea con o sin nicotina. El proceso de evaporación de un vape es muy sencillo: al oprimirse el botón que está en la parte posterior del mod, se enciende la batería que alimenta la resistencia de metal, y se calienta; por consiguiente, debido a que se encuentran adheridos, el algodón también es calentado, evaporando así el líquido que contiene este. Pasando por un filtro de aire y aspirando por medio de la boquilla, llega a los pulmones y se exhala. La boquilla; aquella única parte del dispositivo vape que se comparte entre amigos. Símbolo de fraternidad, amistad, estima. Símbolo de relación y convivencia. ¿Qué seres más sociales que ustedes, mi amado público? Comparten, comentan, advierten. Viven para los demás, a beneficio suyo, claro. Ustedes me entienden perfectamente bien, no hace falta explicarlo. ¿Acaso no es durante su adolescencia que se ha tenido más gente, como si el objetivo de las amistades fuera coleccionarlas? ¿Y acaso no parecen ser estas relaciones las más duraderas? Eso son, mis apreciados lectores, la enorme boquilla de un vape. Y todos esos instintos, todos esos impulsos hormonales y, en estricto sentido violentos o bruscos de los que dejan apresarse y ser dominados, no son más que el detonante de un atomizador, una resistencia metálica que calienta y calienta, que llena de presión y joven ansiedad, que quema y hierve un dulce, suave, pueril, antiguo y ya odiado algodón. Lo incinera, lo abrasa, lo calcina casi por completo, dejando que este desprenda aquellos olvidados, reprimidos, recordados con nostalgia, momentos alegres que hace años tuvieron. Un mecanismo de defensa, una denegación, una inadaptación al cambio, a un nuevo Yo. 

     Estimado lector, tú que muy seguramente has consumido el producto del que he venido hablando anteriormente, ¿sabes qué compone el líquido del dispositivo? Puedo decirte que en la encuesta realizada dentro de algunas de tus instituciones, de la que seguramente alguien que conoces respondió —si es que no fuiste tú—, se llegaron a resultados que sustentan mi tesis central: aunque el 82.4% de los encuestados afirman creer que el vape es dañino, tan sólo el 26.3% conoce sus ingredientes. Otros datos revelan que, si bien, el 35.1% de los encuestados han probado el cigarro, del que se tiene mucho más conocimiento, es el 52.7% el que ha probado el vape en alguna ocasión. Y ante esta gran cifra de personas, no he sido yo el primero que escucha que el vape es tan sólo vapor de agua y no es nocivo —que, sin embargo, este mismo vapor puede llenar de líquido a los pulmones—. Permítaseme ilustrarlos, pues, acerca de sus compuestos químicos: 

     La glicerina llega a constituir casi el 80% del líquido del vape. Es este ingrediente la causa por la que el vapor genera grandes nubes en vez de poco humo, como sucedía con el cigarro tradicional de tabaco. La glicerina vegetal es un aceite común, el cual se puede vender en cualquier farmacia, y es usada usualmente en cosméticos —ayuda a la hidratación de la piel—, así como en shampoos y geles de baño. Es extraída de la planta de canola, y también es usada por la industria farmacéutica para producir algunos lubricantes y remedios naturales. Hasta la fecha, la glicerina no se ha asociado con ningún problema de salud. Los líquidos con mayor glicerina producen un vapor más denso y un menor golpe de garganta. Sin embargo, el inconveniente con esta cantidad de glicerina siendo aspirada, es que produce sequedad de garganta y boca, así como que, debido a la densidad del líquido, reduce la vida útil del dispositivo vape. ¿No les suena conocido? ¿No se asemeja a esa belleza propia de la juventud, a esos rostros naturales, pulcros, inocentes e incultos? 

    El segundo ingrediente a resaltar es el propilenglicol. Al ser un líquido mucho menos denso que la glicerina, existen mezclas con más propilenglicol, tan sólo para aumentar la vida útil y el funcionamiento de los vapes. El propilenglicol es un alcohol que ha adquirido gran uso y popularidad en la industria de los farmacéuticos, cosméticos, y sobre todo en la mecánica. Es usado principalmente en los anticongelantes, pero tiene muchos más usos, como son la conservación de alimentos, la creación de lubricantes y humectantes, así como solventes para saborización. En los años que se ha estudiado el propilenglicol, se ha llegado a conclusiones que afirman que este compuesto puede resultar dañino para la salud, ya que puede producir alergia. El propilenglicol no produce tanto vapor como la glicerina, y genra un gran golpe en la garganta, por lo que es más atractivo para antiguos fumadores, pues causa una sensación parecida a la de los cigarrillos tradicionales. Una vez se inhalan los polvos, gases o los vapores del propilenglicol industrial, producto de las altas temperaturas, puede causar irritación de las fosas nasales, la garganta, bronquios y pulmones. Cabe resaltar que una inyección propilenglicol intravenosa, es causante inmediato de la muerte. 

     Cuando se trata de los saborizantes que se agregan a los vapes es cuando se entra en un gran debate y una increíble ignorancia. Principalmente porque los aromas y sabores están compuestos de muchos otros ingredientes y soluciones, son mezclas de mezclas, y por ende, a ciencia cierta no se sabe qué efectos puedan causar en la salud, puesto que esto depende enteramente del saborizante, la marca, los procesos que atraviesa, y los ingredientes que contiene. Existen ingredientes que son seguros para la alimentación, mas no para ser inhalados —un ejemplo de esto es el diacetilo—. Un último estudio del Centro Médico de la Universidad de Rochester (Nueva York) así lo sugiere. Apunta que los químicos usados para aportar aroma al humo que se inhala pueden ser muy dañinos para nuestro cuerpo. En la última década se han creado alrededor de 8,000 tipos de aromas y este nuevo estudio que se presenta ha descubierto que aromas tan comunes como la vainilla, la canela o la mantequilla no son aptos para nuestras células. Al parecer, estos sabores artificiales afectan directamente a las células inmunes, específicamente a un tipo de glóbulo blanco llamado monocito, el cual nos protege de los virus o infecciones con algún tipo de bacteria. El estudio apunta que, a pesar de que estos aromas son aptos para el consumo, pueden ser perjudiciales si se inhalan, ya que contienen químicos como el diacetil, 2,3-pentanodiona, acetoína y el cinamaldehído, los cuales provocan enfermedades respiratorias muy graves, y además dañan el ADN, lo cual puede también derivar en efectos cancerígenos.

     Finalmente, la nicotina es aquella sustancia que se extrae de las hojas del tabaco y que también se puede producir sintéticamente; es una droga tóxica que en pequeñas dosis produce euforia, disminución del apetito, etc., y que en dosis elevadas puede provocar graves intoxicaciones. Es esta el mayor suplemento al tabaco en los cigarros tradicionales, lo que hace que los fumadores se conviertan en “vapeadores.” Proporciona un alto golpe a la garganta, así como efectos que van más allá de la irritación —como lo son los dolores de cabeza y náuseas—. Las investigaciones muestran cómo la nicotina actúa sobre el cerebro para producir varios efectos. De importancia primordial con relación a su naturaleza adictiva están los hallazgos que indican que la nicotina activa los circuitos del cerebro que regulan los sentimientos de placer, también conocido como las vías de gratificación. Una de las sustancias químicas clave en el cerebro implicada en el deseo de consumir la droga es el neurotransmisor dopamina, así como la oxitocina y la serotonina. Las investigaciones han demostrado que la nicotina aumenta los niveles de dopamina en los circuitos de gratificación, encontrados en el sistema límbico. Esta reacción es similar a la que se ve con otras drogas de abuso y se cree que es la causa de las sensaciones placenteras que sienten muchos fumadores. Si bien, los factores de riesgo al consumir nicotina son bastante altos, no se trata de ninguna irritación al sistema respiratorio, sino del desarrollo de una dependencia y una adicción, que a la larga brinda altos riesgos neurológicos. La nicotina afecta el desarrollo cerebral. Esto provoca que aprender y concentrarse resulte más difícil. Algunos de estos cambios son permanentes y afectan el estado de ánimo y el control de impulsos en la etapa adulta. A su vez, la nicotina estimula el sistema nervioso. Esto hace que aumente la presión arterial, la respiración y la frecuencia cardiaca, lo cual puede llevar a una frecuencia cardiaca anormal, y en algunos casos, a la muerte o a la insuficiencia cardiaca. ¿Pero acaso no lo sabías ya, mi apreciado oyente?

     De más está mencionar lo que las adicciones a la nicotina causan en menores de 16 años; es bien sabido que estas son las más complicadas de dejar y revertir. Además, a contrario de la creencia común, las neuronas perdidas no se regeneran. Se tiene bien identificado el detonante de la adicción, que convendría resaltar. Comenzando por el primer contacto, la nicotina, al entrar por los pulmones, se disemina por la sangre y en segundos llega al área tegmental ventral, en el cerebro. Ahí se une a receptores de acetilcolina, que en segundos liberan grandes cantidades de dopamina, lo que da la sensación de plenitud. La amígdala cerebral y el hipocampo se activan generando cambios de conductas y reforzando atención para la memoria y asociando situaciones de relajamiento. Ante esto, el individuo siente placer y deseos de repetir el proceso. Después de un consumo frecuente, el cerebro activa una red neuronal de adicción.

     Si has llegado a este punto del ensayo, querido lector, deberás preguntarte cómo puedo concluir yo. Pues bien, sí, acorde a las preguntas de si es dañino el vape, de si se tiene poco conocimiento acerca del tema, las conclusiones hablan por sí solas. Es evidente que el dispositivo repercute en la salud de sus consumidores; se ha analizado desde el enfoque de la adicción a la nicotina, el daño físico en el sistema respiratorio, la posibilidad de desarrollar un edema pulmonar, e ingerir sustancias cancerígenas. Sin embargo, los vapes son mucho menos dañinos que los cigarrillos convencionales ya que entregan mucha menor cantidad de toxinas debido a la falta de combustión al momento de inhalar. Es considerablemente menos perjudicial consumir un vape a consumir un cigarro; y esto deriva en que pronto habrá más consumidores de vape que de cigarro tradicional. No obstante, cabe aclarar que para esto sería necesario una regulación en el mercado. Así como está prohibida la venta de cigarros a menores de edad, debería de ser igualmente regulada su distribución de los vapes. Como todas las herramientas, el vape es un arma de doble filo. Resulta beneficioso para los fumadores, ya que con este producto ellos pueden sustituir un hábito sumamente dañino, e incluso ir dejando poco a poco este nuevo sucedáneo —al ir disminuyendo la cantidad de nicotina que existe en el vape—. Pero, para un adolescente quien no ha probado aún el cigarro, el abrirse paso al mundo del “vapeo” puede desencadenar en ir expandiendo sus horizontes y tarde o temprano llegar al cigarro. Finalmente, se ha de decir no, los adolescentes no saben lo que el producto vape puede causar. Y mientras la sociedad mexicana no tenga un panorama claro y esté sumergida en la ignorancia, mientras no se tenga un iluminador conocimiento científico y se viva en el misterio, los individuos no estarán asegurados con certeza, por lo que existen riesgos altos para la salud general… 

Querido, ahora ilustre lector, he de ser sincero contigo. Yo no vengo aquí a decirte qué está mal y que no lo está, sino que tan sólo he expuesto desde un punto de vista médico lo que se considera como perjudicial y lo que no. Reitero: ¿qué no te mata, estimado lector? Quizá tú, tras leer este ensayo, te consideras como sujeto letrado, que ha adquirido grandes conocimientos acerca de un tema desconocido. Sí, te has vuelto ilustre en cuanto a un discurso médico, has adquirido un esclarecedor conocimiento socrático-científico. Sin embargo, debo hacer una confesión… he de decir la verdad, atento lector, y esta es que, con todo lo expuesto aquí, te habrás limitado a no consultar otros puntos de vista, otras creencias acerca del vape. Que quede clara mi rebeldía, aún tratándose este artículo como parte de mi formación académica, al agregar un enfoque crítico y más de mi interés. Como expuse en un principio, el vape es hoy una nueva cultura, una moda tan joven como sus usuarios. Mas, al contrario de como dije, ya no es esta una cultura de ignorancia, una misteriosa; correspondría cambiar el nombre. Quizá sí una cultura borrosa, difusa, con falta de esclarecimiento y conocimiento. Sin embargo, ¿acaso por esto debe recibir menor valoración o importancia? ¿Es que tan sólo el discurso médico y científico valen? ¿O es que, no son igualmente válidos los discursos pasionales, patéticos y adolescentes? No hay gran diferencia entre el cálido humo y la fría claridad; o entre frígida y oscura noche, y el caluroso e iluminador día. Desde cierto punto de vista, la nueva cultura adquiere un valor, y es esta sociedad en la que se sumerge cada vez más la generación actual, la generación del vapor, la generación etérea.

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