La verbena de media noche
entreve la penumbra solapada
de la vigilia forzada.
Un secular destilado de luz y verbo
corre por el caudal altisonante
de la fanfarria moribunda.
¿A quién acudir en busca de hogar?
Si en regazos maternos
yacen ya la bruma y las flores.
¿Qué son sino rastros?
Los cantos de aquel madrigal
de devoción hasta ahora marchita.
No queda más que el escrutinio,
un rebozo que nunca fue usado,
el arroz con leche que nunca fue probado.
Déjame, pues,
escribirte acerca de tanto;
mostrarte el mundo en tus manos.
Déjame, pues,
buscar la liturgia en las cumbres;
adorar una amalgama de cultos.
Pues aún cuando el mundo,
en su centro, explota,
se mantienen los rastros
de un idilio ya olvidado.
🙌🏿